jueves, 25 de enero de 2018

Dias de Gimnasio

Por avatares de la vida he comenzado a ir al gimnasio. Bueno, en realidad llevo un par de meses, pero por unas cosas o por otras, no he tenido aún la continuidad que me habría gustado y que parece necesaria para que tenga algún sentido eso de ir a machacarse a esas modernas salas de tortura.

Lo primero que he de decir es que me siento como Rick Sanchez cuando fue a esa realidad en la que todo el mundo era joven y él era el único viejo y era como una especie de celebridad y todas las jovencitas querían pasar un buen rato con él, pero con matices. Los matices son que en este caso el gimnasio está lleno de gente musculosa y luego estoy yo, que tengo menos músculos que un muñeco de alambre. Y luego por supuesto las jovencitas no quieren saber nada de mi, yo creo que ni me ven lógicamente.



Pero creo que esto ultimo podría tener varias explicaciones, la principal es que las chicas que van al gimnasio están acosadas visualmente en todo momento. Siempre hay al menos una pareja de ojos en sus culos. Reconozco que es inevitable. Luego además tenemos a los clásicos pesados que encima quieren interaccionar con ellas. La verdad es que ser una chica en un gimnasio requiere un esfuerzo en cuanto a la paciencia seguro. Por tanto creo que ellas allí se abstraen con su música y sus ejercicios.

También es cierto que la mayoría de tíos que van al gimnasio están enamorados de si mismos, como demuestra el uso indiscriminado de los espejos. Aunque en esto también hay que decir que son muy útiles para controlar la postura correcta al realizar los ejercicios.

Yo decidí ir al gimnasio para perder peso, pero como voy con mi colega Narkofago, que realiza una tabla para muscularse a saco, pues no solo no pierdo peso sino que lo gano, aunque eso si, es un cambio de grasa por musculo con la que no estoy a disgusto.

Cuando la gente dice "Que bien me siento yendo al gimnasio" que no os engañen, se sienten como el culo, la mitad de las veces sales como si te hubieran apaleado. Y si ya has realizado el temido día "de piernas" sabes que estás jodido por lo menos para un par de días. Yo más de una vez he llamado a emergencias para que vinieran a rematarme. Os aviso, por cierto, que no realizan ese servicio, así que la próxima vez pienso llamar a la perrera (porque no creo que haya "gatera") para ver si tengo más suerte.

¿Merece la pena ir al gimnasio? Pues lo primero que debo decir es que si estás dispuesto a hacer dieta y tomar mierdas proteínicas, pre-entrenos y su puta madre en bici, entonces si. En nada de tiempo puedes salir en el calendario Pirelli prestando un servicio a los camioneros gays. Si como en mi caso sudas de todo eso, pues sin duda notas un avance constante, ganas fuerza y tus músculos salen de donde estuvieran escondidos, pero lentamente, como una flor que florece, aunque con las espinas hacia dentro, jodiéndote la vida.

En mi caso voy a entrenar al McFit de Santa Maria de la Cabeza, en Madrid, el mejor gimnasio en el que he estado nunca (y el único). Si queréis ver lo que es la decadencia hecha gato no dejéis de ir con vuestro refresco y vuestras palomitas a verme entrenar.

Bajo estás linea se me puede observar "asistiendo" al Narkofago, mientras Framanji (gran escupidor de turistas y notable toxicómano) parece vibrar como el propio Flash.



Si sobrevivo y algún día llego a parecer un "ser humano" pondré el antes y el después. Ahora mismo lo único notable del "después" es que parece que me ha pasado un camión por encima.